Detrás
de la etiqueta de Smart city hay, indudablemente, oportunidades de negocio para
algunas empresas. Las grandes empresas dedicadas a ofrecer aplicaciones y
soluciones en tecnología de la comunicación , Telefónica, Cisco, IBM, Siemens,
Indra, Atos … , junto con otras empresas dedicadas a la ejecución de
infraestructuras y a la prestación de servicios urbanos , Ferrovial, FCC,
Urbaser, Agbar… , y algunas del sector energético , Endesa, Repsol …, se han
dado cuenta de que las necesidades y problemas que tienen las ciudades pueden
generar nuevas oportunidades de negocio y han creado estrategias de marketing
novedosas para sus productos y soluciones tecnológicas aplicables a los
servicios urbanos.
Informe semanal -Smart cities: ciudades del futuro (VIDEO)
Es
inevitable que algunas ciudades y municipios, o más bien sus gobernantes, tengan
la tentación de utilizar esta etiqueta de moda para tapar un pasado reciente caracterizado
por una gestión nefasta o como un simple recurso de markentig para su promoción.
El ejemplo más reciente de este fenómeno lo encontramos ayer en Barcelona donde su alcalde, Xavier Trias, y el
presidente de Schneider Electric España, Julio Rodríguez Izquierdo, firmaron un
convenio de colaboración en el ámbito de las "smart cities", el
primero de los que el alcalde anunció la semana pasada que se estaban ultimando. Schneider Electric,
junto a Telefónica, Abertis, Cisco y Agbar se suma al proyecto del Smart City
Campus, un centro tecnológico de referencia para las ciudades inteligentes que
Barcelona quiere promover en el distrito tecnológico 22@, pero ¿son estas soluciones,
(siempre high-tech), las más adecuadas?
Dice
un estudio de Booz &
Co. que las ciudades de todo el mundo tendrán que destinar unos 350
billones de dólares, o siete veces su actual PIB en los próximos 30 años, a
construir infraestructuras urbanas (sistemas de distribución de energía,
sistemas de agua y recolección de basuras, carreteras, transportes y
tecnologías de información y comunicación).
La
investigación indica, además, que una inversión de 22 billones de dólares en
TIC para mejorar la eficiencia de los edificios y los transportes, en la
actualidad, supondría un ahorro a las ciudades de 33 billones de dólares y
reduciría sus emisiones en un 50%.
Afortunadamente,
también hay escépticos y numerosas
críticas a la smart city. El diseñador Adam
Greenfield, fundador de la consultoría de proyectos urbanos
centrados en el ciudadano Urbanscale, piensa que es un concepto vacío al
servicio de grandes corporaciones que quieren vender sus productos a las
administraciones públicas.
“No creemos en la
inteligencia como ente abstracto. Creemos que la gente puede ser muy sabia y
que, si les damos las herramientas necesarias, pueden tener poder de decisión
para hacer cosas importantes. Si todo el mundo puede participar, habrá mejores
decisiones y construiremos mejores lugares”
Una
visión similar tiene José Fariñas, Catedrático de Urbanismo y Ordenación del
Territorio de la Universidad Politécnica
de Madrid en su blog:
“Después de las
ciudades sostenibles, las ciudades habitables, las ciudades sanas, las ciudades
seguras, las ciudades bioclimáticas, las ciudades verdes o las ciudades de los
ciudadanos, los que de una u otra forma nos relacionamos con la organización,
diseño y planificación de esas cosas que algunos llaman ciudades teníamos otra
etiqueta más, smart cities. Pero, en realidad ¿dónde ponen el acento las ciudades
inteligentes? Se supone que en la inteligencia (o la listura) ¿qué es eso
aplicado a una ciudad? ¿una ciudad piensa? ¿Tiene alma? ¿Se condena para
siempre en el infierno si se porta mal?” José Fariña
El próximo día analizaremos la lista de las 10 Ciudades más inteligentes, (Smartest Cities ), del Planeta según Fast Company, no tiene desperdicio....
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